viernes, 31 de octubre de 2008

Aclaración

La mayoría de las cosas que escribo aquí son ficciones. No me pienso comer a nadie ni soy una narcisista (creo). Uso este medio para escribir relatos, no se me ocurre otra manera de hacerlo... De los útimos post, el único que era totalmente real es "Café helado y cerveza", eso sí ocurrió. Lo demás no son muestras ni tan sólo de mi estado de ánimo, son sólo relatos.

lunes, 27 de octubre de 2008

Mantis.


Debería matarte. Después de todo lo que me has hecho, debería matarte. Sin embargo, aquí estoy. Pero no te he perdonado, no se me olvida todo el mal que me hiciste. Las cosas no pasan sin más y no pienso olvidar todo ese intervalo de mi vida en el que sufrí por ti hasta más allá del dolor. Aún recuerdo cómo me dejaste, cómo me trataste como a una cualquiera, cómo me dijiste que no era yo la elegida, emponzoñando así todo ese amor que ambos decíamos sentir. Recuerdo cómo no te importó dejarme en aquella sala del aeropuerto llorando y suplicando porque no subieras a ese avión. Si me siento, revivo cada uno de esos días en que tuve que empezar una nueva vida a la fuerza, en los que cualquier cosa cotidiana era para mi un acto heróico. Recuerdo la crueldad de tus llamadas a doce mil kilómetros de distancia, cómo te enfadaba que hubiera pasado un buen día cuando tú no tenías ni idea de mis mil noches en blanco ni de mis días en negro.

Volviste. Según tú a por mí. La verdad es que me cuesta mucho creerte y eso se debe notar. Todavía me duele mirarte aunque lo haga a diario.

Pero no te he perdonado. Creo que a menudo te sigo odiando. Estoy aquí y recibirás aparentemente todo lo bueno de mí. Aparentemente. Porque todo forma parte de un plan trazado con la nocturnidad de una insomne. Lo llevaré a cabo si es que antes no muero de pena por todo aquello que ya no podrá ser. Te serviré a diario los mejores manjares según tu extraño criterio. Te entregaré mi cuerpo como jamás nadie te lo entregó, ni siquiera yo misma en aquellos días febriles. Pero no podrás saber jamás que hay en mi mente, en mi espíritu. El contenido de mi corazón creo que lo conoces, creo que ya sabes que yo soy incapaz de sentir eso que tanto me unió a ti.

Poco a poco te irás enganchando a mí como yo lo hice. Y entonces pondré en práctica mi plan. Cuando más confiado estés. Será una noche en que yo te daré todo el placer posible. Creerás flotar, te sentirás feliz y pleno. Entonces yo abriré la boca, pero no para hablar ni para preguntarte por enésima vez con vocecita dulce si me quieres. Me lo preguntarás tú a mí. Y yo te diré que sí, que te quiero, tanto que te voy a comer. Te reirás de mí como cada vez que te amenazo, pensando que jamás podría hacerte daño porque soy una pobre idiota. Sí, lo soy, pero te causo tanto morbo que no te das cuenta de nada. Te voy a comer. Mi boca se abrirá de manera descomunal, lo ensayo todos los días delante del espejo, y empezaré a comerte por los pies. Dejaré la cabeza para el final para que seas conscente de toda mi crueldad. Y en cada bocado mi corazón sufrirá la catarsis de la venganza.

Pero tú, en pleno éxtasis de juego sexual, me pedirás que siga, que no me detenga. Que lo acabe.

miércoles, 22 de octubre de 2008

Ojos



Voy a escribir sobre tus ojos. Quiero escribir sobre ellos. Son verdes de otro mundo. Tienen vida propia, hablan. El resto de tu cara puede no tener expresión, pero tus ojos se ríen, se enfadan y lloran. Son fuego y son mar. Verde, amarillo, azul, gris, caleidoscópicos. Sueles mirar para abajo, hacia los pies, por vergüenza o por timidez, pero siempre están ahí, una ventana abierta a tu mente, sólo hay que saberlos leer. No necesito un análisis de ti, no necesito cartas de tarot para saber cómo eres y cómo estás. Sólo necesito mirarte fijamente. No puedes ocultar nada. Me gustan cuando son felices porque se achinan y me hacen reir a mi. Pero me encantan cuando se enfadan porque muestran pasión y queman. Sólo eres ojos. Me seducen cuando miran de frente y me da ganas de besarlos de forma lasciva, sexual. No quiero que duermas, no quiero que los cierres nunca. La tristeza los hace bellos y tiernos y me hago cruel y no te reconforto, te daño más para seguir viendo esa ternura. Llora, llora mucho que me gusta verte llorar y ver cómo cambian de color. Te ocultas detrás de enormes gafas oscuras que te dan un toque de misterio y está bien, pero hace que mi mente se vuelva loca y que camine detrás tuya para quitarte tu antifaz y tirarlo al suelo y pisotearlo para que no lo vuelvas a usar jamás. No me importa que te moleste el sol. Desde que eres miope me gustas más, porque miras sin ver, no me reconoces hasta que estoy al lado tuya y puedo perseguirte sin que te des cuenta. Enfocas abriéndolos y cerrándolos mucho. Se vuelven felinos. En la oscuridad son fosforecentes, como las vengalas de los barcos. Está todo oscuro pero sé dónde estás y tú no. No me hables, mírame.

Soy un monstruo cruel obsesionado con tus ojos. Soy un vampiro, un voayer y tú, exhibicionista.

Mejor no escribo sobre tus ojos.

Mejor escribo sobre los míos.

viernes, 17 de octubre de 2008

Café helado y cerveza

Me levanté y me hice un café. Estaba practicamente tranquila para la tensión de estos días. Mi café ardía. Entonces escuché la noticia. Comencé a tener mucho frío, pensé que hoy no habrían puesto la calefacción, y para paliarlo, le di un sorbo a mi taza. Gélido, el café estaba helado. Temblaba, tiritaba. Toqué el radiador que tengo a la izquierda y estaba funcionando. El frío era inexplicable, irracional. Ahora esto, ¿y si me buscan las vueltas a mí? Yo estoy muy segura de mi trabajo, de mi declaración. Pero parece que se busca una cabeza de turco, un chivo expiatorio que relaje a las masas. Dios mío, qué frío. Me envolví en una manta, pero el frío salía de dentro, no se calmaba. Iba a ser un día duro y debía dejar de temblar. Qué bien me hubiera venido una inmersión en una bañera con agua hirviendo.

El día fue más duro de lo que pensé al principio. Una vez en la vorágine se me pasó el frío, pero no el tembleque. Cuando llegué a la oficina todas me miraban con gesto condescendiente, cómo lo odio... Así que estuve el tiempo justo y me fui.

Estar en aquel despacho nos iba a tranquilizar. Vosotras no os procupeis, sólo sois testigos. Pero volver a recordarlo todo, hablar de ello con personas ajenas a este mundo, nos intranquilizaba. Necesitamos una cerveza. Mejor un par de gin-tonics. Nos desahogamos entre nosotras, nos contamos nuestros miedos e incluso nos pusimos a frivolizar sobre el resto del mundo.

Ha sido una noche difícil. Mil vueltas en la cama para poder dormir un poco. Mi café caliente vespertino se ha enfriado hoy también demasiado rápido. El estómago se dio la vuelta. No pasa nada, no pasa nada. Pero estate preparada, esto está lleno de prensa.

Me equivoqué de sentido en el metro, llevo un par de días que me despisto con mucha facilidad. Una vez en el vagón, no quise sentarme, aunque había sitio, aunque agarrada a la barra vertical notaba que me estaba bajando el azúcar por la tensión y por no haber podido acabar con mi café antes de que se helara.

No me conoces. Pasa tranquila, tú dominas el tema. Pero cuando dijeron mi nombre se me acercaron muchas personas sin cara a preguntarme. Yo no dije nada. En la sala tenía visión de tubo sobre todo lo que había dentro. Sé que había demasiada luz y no sabía de dónde venía. Sí, me ratifico en todo. No, no había problemas. Y poco más. Muy pocas preguntas para toda la gente que había ahí dentro. Y yo allí, en el medio, sentada en una silla de madera, con un micrófono en la cara. Pero más tranquila, quizá sólo con el miedo de mi propia timidez.

Salgo y mas preguntas sin cara. Me persiguen por las escaleras. Oigo que alguien habla del color de mi vestido y cuando salgo a la calle hay mil abejas persiguiéndome. Demasiado para mí, demasido agobio. Dejadme tranquila, no voy a decir nada.

Ya ha pasado todo y ahora mi cuerpo está cansado y me duele la cabeza.

Necesito una cerveza.

miércoles, 15 de octubre de 2008

Bar Italia

Maravillosa canción... Es de Pulp, gran grupo.

Now if you can stand,
I would like to take you by the hand, yeah,
and go for a walk,
past people as they go to work.

Oh, let's get out of this place,
before they tell us that we've just died.
Move, move quick, you've gotta move.
Come on it's through, come on it's time.
Oh look at you, you,
you're looking so confused,
just what did you lose?

If you can make an
order could you get me one?
Two sugars would be great,
cos I'm fading fast,
and it's nearly dawn.

If they knocked down this place, this place,
it'd still look much better than you.
Move, move quick, you've gotta move.
Come on it's through, come on it's time.
Oh look at you, you,
you're looking so confused,
what did you lose?
Oh, it's ok it's just your mind.

If we get through this alive,
I'll meet you next week, same place, same time.
Oh move, move quick you've gotta move.
Come on it's through, come on it's time.
Oh look at you, you,
you're looking so confused,
what did you lose?

That's what you get from clubbing it.
You can't go home and go to bed,
because it hasn't worn off yet,
and now it's morning.
There's only one place we can go.
It's around the corner in Soho,
where other broken people go.
Let's go.

domingo, 12 de octubre de 2008

Después de la fiesta.



-Después de la fiesta, me voy. Digo la verdad y no vuelvo nunca más.
-Eso mismo dijiste antes de la anterior fiesta, y de la anterior, y de la otra... Todas las semanas desde hace meses te escucho lo mismo. Y vuelves a caer.
-Pero esta vez lo digo de verdad. Me he parado, he reflexionado y he llegado a la conclusión de que esta será la última fiesta, no habrá más. Pero tengo que ir.
-¿Por qué?
-Me esperan. No puedo decir que no. Y no tengo un plan mejor, prefiero un ir a esa fiesta que quedarme en casa limpiando la cenizas de mi chimenea.
-Podrías pensar en las consecuencias que tienen los actos. Seguramente lo pasarás bien en la dichosa fiesta, pero ¿y después? Piensa en todo lo que suele ocurrirte después. Recuerda esos días de resaca en soledad. Recuerda como te sentirás cuando te levantes desnuda de esa cama. ¿Realmente merece la pena?
-Bueno, a veces una tiene que vender su alma al demonio por conseguir un pedacito de cielo...
-Quédate. Resuelve tus dudas. Limpia tu chimenea. Enfréntate a tu soledad, a tu libertad, que tanto miedo te da.
-Esta vez ya lo he decidido. Tengo un vestido precioso preparado, no quiero quedarme aquí mientras el mundo se divierte. Pero será la última vez. Tengo otros planes para luego, algo bueno de verdad.
-Eso nunca pasará porque huyes y vas esquivando todo lo bueno que te puede pasar. Olvídate. No estás siendo sincera y eso lo terminarás pagando.
-No me vengas ahora con esos rollos del karma. Si todo tiene una consecuencia, una recompesa o un castigo, todos seríamos buenos. No recuerdo haber recibido nunca nada por actuar con cordura, es más, creo que me perdí muchas cosas. Déjame en paz, es tardísimo y me tengo que ir.
-No vayas, quédate... Esta vez no te han invitado.

viernes, 10 de octubre de 2008

Soledad vs. Una misma



Un día ocurre algo y de pronto te sientes realmente sola en el mundo. Es la misma soledad que a diario viaja contigo, que se apoya en tu espalda, pero que sobrellevas, hasta el momento en que pasa algo que te pone entre las cuerdas y necesitas sentarte en tu esquina del ring, que te empapen la cara de agua, te den palabras de ánimo y que incluso, tiren tu toalla y te dejen descansar. Y te vas a tu esquina. Y resulta que está vacía. Y si te quieres sentar tienes que hacerlo en el suelo. Entonces vuelves al ring, pero ya estás tocada. Pones la cara, pero no como acto de valentía, sino esperando el golpe que definitivamente te deje kao y, si es posible, no demasiado sonada en el futuro. Pero el gancho de gracia no llega y ya estás demasiado cansada. Así que sales corriendo, huyes no sabes muy bien a donde, pero sí con quién: Sola.

Durante la huída pasas muchas cosas por alto, no sabes cómo enfrentarlas, haces daño sin golpes. Pero la cabeza no está fría para pensar, ni caliente para actuar. Durante la huída oyes cantos de sirena y les haces caso, es lo más fácil. Y no te ofrecen un simple taburete en la esquina de tu sórdido ring, si no un cómodo sofá para echarse a llorar sin condiciones, para dormir. Y te dejas llevar... Son cantos de sirena, pero para cuando te has querido dar cuenta, ya es demasiado tarde para volver a atrás, ya has comprometido demasiadas cosas y, lo que es peor, ya has devastado irremediablemente todo lo que pisaste en tu huída.

Comienza una nueva lucha. En la esquina derecha del ring, tú, sola, siempre sola. En la izquierda, tu equivocación, arropada por el mundo entero. Primer round...

Jamás lo admitiré. Sé que muchos de los que me dejaron sola lo están esperando, pero jamás lo haré. Cogeré mi equivocación con la mano izquierda, la haré una bola y me la tragaré. Y tampoco lo admitiré delante de los que yo he dejado solos sin intención pero sin miramientos. Me da demasiada vergüenza.