lunes, 23 de junio de 2008

Trampas


Si se pone una trampa a alguien, es fácil que caiga, a no ser que sea una persona con una integridad de hierro, cosa nada habitual. Decepción. Estoy muy decepcionada. Pensé en lo especial, en la magia, pero esas cosas no existen por lo que yo he oído ultimamente. Mis fantasmas eran reales. ¿Por qué no me estaré quieta cuando mejor estoy? ¿Dónde va todo el tiempo que uno pierde? ¿Y la energía, en qué se transforma?

Yo también soy tramposa, muy tramposa. Y me dejo atrapar y trampear de mala manera. Pero tenía dudas. Dudaba de mi cabeza y pensaba que realmente me estaba volviendo una paranoica. Pero no.

No soporto esta sensación de continua pérdida, por mucho que ponga buena cara, por mucho que luche, que tenga intención. Pero es insoportable. Una muesca más en mi cinturón de balas. Siempre guardo una en la recámara de mi pistola por si hay extrema necesidad, pero nunca llega la sangre al río, por suerte. O por desgracia.

Hoy es la Noche Mágica de San Juan. Es que yo sí creo en la magia. Y en el azar y en la física cuántica, mi Sagrada Trinidad. No creo en el destino. Esta es una noche mágica, pero este año no tengo velas ni flores. Como mucho el agua de mi bañera, no sé si bastará. Solsticio de verano. Espero que se me ocurra algún hechizo a la luna antes de que acabe la noche. Cómo odio dormir sola últimamente... El último hechizo que se me ocurrió fue cambiarme el pelo de color, en una especie de akelarre de autoafirmación y ruptura con algunas cosas. (Sí, un pelo puede significar todo eso, aunque parezca mentira). De momento no ha pasado nada. Bueno, que el espíritu de hace dos veranos ha regresado para soliviantarme y para hacerme trampas. Por lo demás, no he notado ningún cambio a mi favor. No quería por nada del mundo pasar esta noche sola. Hice todo lo posible, pero cuando algo no fluye, no fluye. Últimamente llevo muy mal dormir sola.

sábado, 21 de junio de 2008

Lotófagos


Qué fácil es olvidar. De repente pasa algo casi insignificante y todo lo que tenía sentido hasta entonces, se olvida. Un comentario en un momento poco oportuno y se olvida el resto del tiempo que sí fue oportuno. Suena un chasquido en la cabeza y ya estamos a otra cosa, ni mejor ni peor, simplemente a otra cosa.


Qué fácil es olvidar. Uno se tira un largo tiempo diciendo que nunca más, que jamás volverá a caer en lo mismo, que una vez, vale, pero que dos no. Y de repente te acuerdas de una tarde soleada de Abril con banda sonora de los Beatles y se te olvida que has jurado por todos los santos del cielo y del infierno que no.


Qué fácil es olvidar. Me embarco en un viaje que dura años y ahí te quedas, pequeña Penélope. Dedícate a hacer calceta y a esperar, aunque vengan los mejores pretendientes del mundo a rondate a tu ventana, tú hazme una bufanda por si tengo frío a mi regreso. Yo tengo derecho a oir a las sirenas y a quien haga falta, que soy así. Y si me remuerde la conciencia, me tomo un par de lotos y listo, se me olvida todo. Pues prefiero no ser Penélope, no se me ha dado nunca bien hacer punto. Prefiero ser Helena ¡Y que arda Troya!


Qué fácil es olvidar. Mucho tiempo trabajando una independencia y una libertad, demasiado. Pero se me olvidó que me duermo mejor si me abrazan. Malditos lotos.
Anoche devoré un loto.

viernes, 13 de junio de 2008

Tiempo tectónico

Te devuelvo el reloj, pero eso no significa que te devuelva mi tiempo. Ni que no vaya a haber más terremotos en mi mundo. Tan sólo significa que te regreso tu reloj aunque yo lo considerara mío, pero como suelo tener poco apego a las cosas, no me molesta mucho. Mejor, porque seguramente lo hubiera perdido tarde o temprano y sería una pena. Perdona porque está parado, pero soy una apagafarolas. No sé siquiera cuánto tiempo hace que se quedó sin pila, quizá sea una señal, o no, sino que simplemente que las pilas se gastan, como tantas cosas en esta vida.

El otro día hubo un terremoto en Grecia, ¿quién lo provocó?