viernes, 25 de julio de 2008

Cómo nos gusta sufrir


Había una vez una pareja de enamorados que vivían en Zagreb, Croacia. Como se quería mucho, se pasaban el día haciéndose toda clase de regalitos amorosos, grabando CDs con música amorosa, dejándose en el móvil mensajitos amorosos y haciéndose fotos para que la posteridad envidiara sus posturas amorosas. Resulta que un día, dejaron de quererse. Me imagino que no fue cuestión de un día, sino que hubo un proceso que yo desconozco (vaya narradora que soy, desconociendo los porqués). El caso es que rompieron. Pero de repente se encontraron rodeados de una montaña de símbolos de amor totalmente obsoletos. Lo normal en estos casos tan dolorosos es devolverlos (muy feo) o deshacerse de ellos. Pero estos ex-tórtolitos decidieron reunir todos esos objetos y crear un museo: El Museo del Desamor. Ahora todo el que tenga el corazón roto puede hacer su aportación filantrópica a esta causa. Me imagino visitando el museo y ver una ristra de recuerdos cursis y lacrimógenos mientras un grupo de turistas japoneses hacen fotos sin parar a cartas de amor desteñidas, ositos de peluche despeluchados y cajas de bombones derretidos.

Y es que hay que ver cómo le gusta sufrir al ser humano. Y qué poco discreto es en su dolor. Pongamos todos nuestros recuerdos dolorosos a la vista de todos, que todo el mundo sepa cuánto nos quisimos y cuánto sufrimos ahora por la pérdida. Que todos me vean llorar, o peor todavía, que todos vean mi despecho. ¿Vosotros habeis sufrido? ¡Yo más!, que mira que regalos más grandes y más caros me hacía mi ex. Y cuando quiero recrearme en mi dolor, me acerco al museo y me paro en la vitrina de mis recuerdos y cuando el japo de turno aparece, poso con mi mejor cara de plañidera para que se lleve la foto más auténtica. Y luego se lo cuento a mis amigas como una heroicidad.

Cómo nos gusta sufrir. Hay por el mundo verdaderos especialistas en eso. Conozco gente que siempre le pasan cosas atroces y si no es a él, es a la vecina del quinto, que le pilla muy cercana. Me hacen mucha gracia, como si los demás no tuvieramos nuestras miserias y no nos costara también salir adelante. No, no, mi sonrisa metálica no viene así de serie, me la trabajo yo. Aunque parezca mentira.

Pero me temo que nuestra sociedad se creó bajo el culto al sufrimiento. Herencia cultural judeo-cristiana. Cuando alguien muere nos vestimos de negro para que todos sepan de nuestro luto. Y nos tiramos dos días velando al finado que descansa detrás de una pantalla de aséptico metracrilato, no le dejamos ir hasta que no es absoluta e higiénicamente necesario. Si no lloras de manera ostentosa, no sientes. Y si no vas a ver al difunto regularmente al cementerio, eres un desalmado. Otro museo, esta vez de la No-vida.

Todo esto a mí me parece un sufrimiento innecesario. Recordamos a los que se van, a los vivos y a los muertos. Una persona que marca, será recordada de por vida. Pero hay que seguir en pie, aunque duela el desamor y aunque el ser querido no vuelva nunca más. El dolor existe, es parte de la vida, el duelo hay que pasarlo. Mi armario está lleno de recuerdos y mi corazón también, pero dejo que posen en barrica, que se dulcifiquen y procuro quedarme con lo mejor que ese tiempo me aportó.

Mi sonrisa metálica no siempre estuvo ahí. Pero la trabajo. El resto de las personas que aparezcan en mi vida puede que se merezcan mi alegría y lo mejor de mí. No quiero que me tengan compasión. Prefiero ser tachada de frívola, no me importa, yo sé lo que tengo dentro. Más frívolo me parece a mí juzgar a alguien sólo porque demuestra sufrimiento, algo por otro lado universal.

Quien más sufre, quien llora más alto, quien se sacrifica aunque sea innecesariamente es la mejor persona y con ese hay que juntarse. Así que cuidado con juntarse conmigo, hedonista y nihilista por convicción. Creo que voy al infierno de cabeza.

12 comentarios:

saciuf dijo...

Amén. Yo misma tengo un punto masoquista del que no puedo (o quiero?) desprenderme.
Muchas gracias por el comentario que me has dejado, tengo que ponerme las pilas pero ya!!!!

Anónimo dijo...

decidieron reunir todos esos objetos y crear un museo: El Museo del Desamor

Y al fondo tenemos la Sala Rents... ahá, esa misma... la sala enorme.
:[

cartas de amor desteñidas, ositos de peluche despeluchados y cajas de bombones derretidos

Y condones con requesones en su interior... qué recuerdos!
:[

Pongamos todos nuestros recuerdos dolorosos a la vista de todos

'sacto, y después nos damos con un martillo en las pelotas...

Herencia cultural judeo-cristiana

Aaaaaalto quietoparao!
En el cristianismo la muerte en realidad no es tristeza, es alegría.
Es la herencia católica la que malinterpreta la Palabra.

Pero hay que seguir en pie, aunque duela el desamor

Y los pies!

Quien más sufre, quien llora más alto, quien se sacrifica aunque sea innecesariamente es la mejor persona

No señorita, usted se confunde!

Así que cuidado con juntarse conmigo, hedonista y nihilista por convicción. Creo que voy al infierno de cabeza

No se preocupe marquesa que yo rezaré por usté!

:]

interpreta-sones dijo...

encaparazonarse está bien, así no hay puñal que duela. pero las tortugas no tienen sonrisa. ninguna. me gusta que abrillante el metal de su sonrisa, tenerla a punto para regalo. es mucho más hermoso que todos los objetos de ese museo idiota juntos.

Anónimo dijo...

Hola Lotte

Por supuesto que me encantaría que leyeras mis relatos. En la novela "Hombres a la carta", Blanca, la prota, relata su vida y sus hombres de los 30 a los 40, ¿Hablamos de ella, si la lees?

La página web es:

http://patandrews.bubok.com/

si tienes problemas en bajar los pdf me lo dices y te los haré llegar si me das tu e-mail-

Gracias por tu interés. Un escritor lo que quiere es que lo lean, sobretodo si además no vive de escribir.

Te comento tu post en el siguiente comentario

Anónimo dijo...

Hay pedacitos de felicidad y pedacitos de tristeza, siempre. Y por supuesto en cualquier relación y en cualquir historia.

¿Qué prefieres guardarte?

Si algún día nos vemos, nos oimos, nos leemos, nos..., guarda la mejor de tus sonrisas, si es cristalina mejor que metálica. Si te hace feliz mejor que que me ponga triste.

Lotte, ¿por qué llorar innecesariamente si muchas veces no podremos evitarlo?

Unknown dijo...

Jamás mostraría mi dolor en un museo.Lo que realmente me ha dolido en la vida no lo muestro y jamás de los jamases lo mostraría públicamente;cobarde?tal vez, pero es mi cobardía interior la que me hace ser fuerte en el exterior,tal vez?
Por qué todo el mundo trata al desamor como algo tan duro?La vida nos da cosas más duras y con menos soluciones que "las cosas del corazón".Ojalá todos los problemas del mundo fueran de desamor.
Un placer leerte.

insider dijo...

Estoy en un bar. Rodeado de gente que habla, se deja la garganta mientras habla de droga, de sexo, de trabajo... Yo soy tan hedonista y nihilista o mas que tu, pero solo guardo los buenos recuerdos. Es un defecto de fabrica que me viene muy bien para aprender y seguir contando aventuras en un bar donde la gente habla de su vida y de la nuestra.

Drowngirl dijo...

Pues yo creo que tambien ire al infierno.
me gusta el blog, gran post.
un saludo

Pilar Cita dijo...

Cuando estoy mal, no se por qué, empiezo a hacer comentarios graciosos para que todos se rían -incluida yo-. Creo que no puedo exteriorizar estar mal más de 2 días. La mayoría de las personas que me rodean no saben nada de mi intimidad. Me gusta dar una imagen simple a los demás y tener una doble vida que casi nadie conoce.

Me declaro hedonista y superficial social. Amén.

Un beso.

Lotte dijo...

Gracias a todos...

Anónimo dijo...

Me doy por saludado... entre toooodos los demás.

:[

AliaS dijo...

ja "cuidado con juntarse conmigo, hedonista y nihilista por convicción. Creo que voy al infierno de cabeza"...me caes bien muchacha...
y sí, como me gusta saltar sin red, me juntaría con vos...

un placer