Todos los días toma el metro en la estación de Nuevos Ministerios. Trece minutos exactos y llegará a su destino, aeropuerto de Madrid, T1, T2, T3. Ya hace frío en la capital, pero una vez en el subsuelo, el calor húmedo y humano hace que haya que quitarse el abrigo. Todos corren como autómatas, el despistado que se quede parado se arriesga a ser tirado a la mismísima vía. Audrey espera en el andén. Lleva un sombrero borsalino a juego con su abrigo. Mira al infinito y se pone los auriculares de su I-pod, justo cuando llega el tren. Siempre intenta subir al máximo el volumen, pero nunca es lo suficiente como para no oir el estruendoso ruido de la estación. Un día más... Qué feo que es todo. Cuando para el tren, todos se empujan para lograr alcanzar un asiento. Hoy no ha habido suerte, Audrey tendrá que ir de pie. Ahora no podrá leer, así no hay quien acabe con Proust, y el viaje de trece minutos durará justo eso, quizá más.
Arranca. Vagón quinto de la línea diez. Audrey se agarra a la barra. "Ya noto que se está quemando..." Cierra los ojos y siente la música. Cuando los abre, se cruza con otra mirada "ver la sombra que proyecta cada poro de tu cuerpo". Audrey lo mira fijamente, se humedece los labios, que los tiene cortados. "Sé que deseas hacerme cosas...". En cada estación, él se va acercando un poco más. Lleva un libro en la mano, también Proust. La canción acaba y ella vuelve a ponerla "Ya noto que se está quemando". No canta, pero interpreta la canción con su cuerpo, interpreta un papel oculta por el anonimato y la droga musical, que de otra manera sería incapaz. Se quita el sombrero y agita la cabeza, sin dejar de mirar a su contrario. "tu camisa cuando notas mi aliento en tus oídos". Están muy cerca, se podrían tocar, se podrían, al menos, hablar. Pero no lo hacen, sólo se miran. A Audrey le gustaría que hubiera menos gente en ese vagón y ponerse a bailar. Se ve a sí misma girando en la barra en la que se sujeta, como si fuera una streeper. Se siente sexy, sexual. Tiene calor, se desbrocha el abrigo y un botón de más de la camisa. Él no mueve un músculo, sólo la mira, pero seguro que no sólo ve a una chica acalorada intentando mantener el equilibrio, ve la sensualidad, ve el baile, escucha la canción, ve más allá del encaje del sujetador que asoma tímidamente por la camisa de ella. Pero no hace nada. Audrey se mueve, se acerca perdiendo todo el pudor. Están tan cerca que cualquiera diría que están a punto de besarse, pero no hacen nada. "Quiero lamerte, suplicarte.." La respiración se vuelve una. "Si yo te giro para verte". Siguen sin tocarse. Quizá sea el momento más erótico de la vida de ella.
"Próxima estación, aeropuerto T1, T2, T3". Pero el hechizo no se rompe. Ella susurra un inaudible "perdón", sin dejar de mirarle y sale de del vagón, pero se queda mirando en el andén hasta que el tren deja de existir para siempre. "Navegando de tu boca, hasta el centro de la tierra.."
Hamas Ended! 300.000 Troops Surround Gaza!
Hace 1 año