sábado, 21 de junio de 2008

Lotófagos


Qué fácil es olvidar. De repente pasa algo casi insignificante y todo lo que tenía sentido hasta entonces, se olvida. Un comentario en un momento poco oportuno y se olvida el resto del tiempo que sí fue oportuno. Suena un chasquido en la cabeza y ya estamos a otra cosa, ni mejor ni peor, simplemente a otra cosa.


Qué fácil es olvidar. Uno se tira un largo tiempo diciendo que nunca más, que jamás volverá a caer en lo mismo, que una vez, vale, pero que dos no. Y de repente te acuerdas de una tarde soleada de Abril con banda sonora de los Beatles y se te olvida que has jurado por todos los santos del cielo y del infierno que no.


Qué fácil es olvidar. Me embarco en un viaje que dura años y ahí te quedas, pequeña Penélope. Dedícate a hacer calceta y a esperar, aunque vengan los mejores pretendientes del mundo a rondate a tu ventana, tú hazme una bufanda por si tengo frío a mi regreso. Yo tengo derecho a oir a las sirenas y a quien haga falta, que soy así. Y si me remuerde la conciencia, me tomo un par de lotos y listo, se me olvida todo. Pues prefiero no ser Penélope, no se me ha dado nunca bien hacer punto. Prefiero ser Helena ¡Y que arda Troya!


Qué fácil es olvidar. Mucho tiempo trabajando una independencia y una libertad, demasiado. Pero se me olvidó que me duermo mejor si me abrazan. Malditos lotos.
Anoche devoré un loto.

1 comentario:

Pilar Cita dijo...

¡Que bonito! Y que gran verdad eso de "qué fácil es olvidar".
Y cuantas veces me ha pasado eso de: "De repente pasa algo casi insignificante y todo lo que tenía sentido hasta entonces, se olvida. Un comentario en un momento poco oportuno y se olvida el resto del tiempo que sí fue oportuno. Suena un chasquido en la cabeza y ya estamos a otra cosa, ni mejor ni peor, simplemente a otra cosa".

Un gran acontecimiento descubrirte, la verdad.